Nenas y nenes
“No el que ignore la escritura sino el que
ignore la fotografía, será el analfabeto del futuro” Lászlo Moholy-Nagy
No es lo
mismo ver (como acto fisiológico) que mirar; que pensemos que una fotografía
refleja la realidad a que la construya. No es lo mismo el derecho universal de
acceso a la educación y la igualdad de género, que su ejercicio.
Esta fotografía fue casual, de
esas que se toman porque algo nos “punza” (Barthes, 1980) sin tener demasiada claridad qué exactamente me movilizó. Hoy, entiendo por qué lo hice. La ancestral oposición
celeste-rosa para estereotipar lo femenino y lo masculino, me genera demasiadas
preguntas.
Tucumán 2014 |
Las siguientes imágenes fueron “robadas”, en
2015, de una clase de Educación Física. Pasaba ocasionalmente con mi cámara -estaba por otros motivos en la escuela, no era investigadora de sus prácticas- pero
me impactó la escena y no pude dejar de registrarla.
¿Qué y cómo enseñamos los roles femenino y
masculino en el aula? Belleza y fuerza, como estereotipos arraigados en lo
social y circularizados por la industria cultural, siguen conformado el
entramado social que habita en los patios, clases y recreos. La
inequívoca división, en los colores de las mochilas y los espacios físicos donde se las coloca, nos interpela a pensar el nivel
de significatividad de los saberes que circulan en la escuela.
¿Discursos escolares liberadores entre
prácticas consuetudinarias?
Celeste y rosa, del moisés de las abuelas a
los espacios públicos contemporáneos, ¡podría ser el título de un artículo
sobre género! Sin embargo, aunque fuera reconocido académicamente y circulara
como texto en la comunidad de docentes y en la formación del profesorado, es muy
probable que la escuela siga sosteniendo estas diferenciaciones que
atraviesan el mundo material de los niños y niñas: los juguetes, la ropa,
el calzado, los elementos de aseo, los utensilios para comer, los accesorios
para el pelo, la narrativa infantil, y la lista continúa al infinito.
¿Qué decimos? ¿Qué hacemos como adultos ante
esta “apuesta” del mercado de objetos? Suelo pensar
la escuela como espacio para utopías pero también, como demostrara Michel Foucault (1975),
espacio que vigila, castiga, califica y clasifica. Me impactó en este caso, la
división -en dos paredes opuestas- ¿Por qué? ¿Hubo una “orden”, obviamente oral
que “normalizó” estas conductas?
O nuevamente ¿qué hace la escuela ante esta división del “afuera” que circula e invade sus propios discursos liberadores? ¿O será que la misma escuela enseña, con sus prácticas,“que esta división es natural y normal"?
Vuelvo a la fotografía. Sí. Hay un margen para la diferencia. Entre "ellos", hay una pequeña "subersiva" del orden y la orden. Es quizá el pequeño gesto que "gesta" un pequeño cambio.
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