Iniciando el año
Termina el año.
Ahí está la balanza, acechando la conciencia para que repartamos en sus platillos nuestra vivencias anuales. Empiezan a desfilar las horas que ya se fueron. Se agrupan silenciosas dispuestas a escuchar el veredicto de mi memoria.
Algunas se volvieron tan tenues que ya no
puedo divisarlas.
Pasaron rápidas por mi vida, fueron
parte de la vorágine del engranaje cotidiano. Grises, desteñidas casi
atolondradas se empujan. No encuentran en el cofre del calendario, un vestido
que las identifique. Alguna vez sus piececitos sintieron la frescura de los
logros compartidos en equipo, experimentando que las utopías, a veces, tan sólo
a veces, se vuelven posibles.
Otras pasan definitivamente de luto, silenciosas, aturdidas
por el dolor, la incomprensión, la impotencia, la indiferencia… ellas saben de
las sillas vacías que dejó este año, de las despedidas inesperadas e
inevitables y de las preguntas sin respuestas.
Ahí llegan las horas que traen música y
sonríen mientras danzan. Ellas bajaron la persiana, desarmaron sus mochilas y
se columpiaron a un ritmo propio. Ante
ellas, los relojes sabiéndose derrotados, tomaron una siesta.
Y finalmente llegan las horas con vestido de fiesta. Simples,
ágiles y serenas pero con la potencia de
los titanes. Ellas quebraron las medidas y desbordaron los instantes. Supieron
beber la savia de la vida y saben que serán inolvidables.
No quiero ser juez de mis horas. Las
luminosas y las oscuras conformaron el transcurrir de mis días apresurados o
calmos, felices o tristes. Simplemente les digo gracias, porque entre ellas
latió mi vida, única, hermosa, sorprendente, irrepetible.
Brindo por la vida transcurrida en 2017 y elijo seguir
compartiéndola con vos en el año que inicia, deseándote un sendero bendito, cerquita
de la alegría, la serenidad y el amor.
jackie
Jáchal, 31 diciembre de 2017
¡Feliz 2018!
ResponderEliminar¡Gracias! Igual par tí Jorge
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