Historias de mujeres: un ‘Stop’ y un ‘Circule con precaución’

Un ‘Stop’ y un ‘Circule con precaución’
No es la primera vez que esto sucede se me cruza varias veces por la mente.
Andaba disfrutando de mis vacaciones pero un día comenzaron a cerrar todo. La entrada a los parques nacionales, los negocios, se cancelaban las actividades, en fin, todo. Y de repente un día, al asomarme por el balcón del hostel donde me encontraba, Bariloche parecía una ciudad abandonada. ‘No volaba un alma’ como suele decirse. Estaba comenzando a escucharse que se venía el descalabro. Nos invadía la duda junto con el miedo, pero siempre desde el lugar de que era por precaución. Era una sensación de que el virus estaba llegando y nos iba rodeando, atrincherados es como nos sentíamos, resignados casi.
En los días posteriores mi sensación cambió, mi perspectiva no era de un virus atacándonos, era el Mundo defendiéndose. Tenía la imagen de La Tierra llenando sus pulmones de aire a más no poder para soplar fuerte y enérgicamente, una vez más, seguido luego de un gran y largo suspiro. Era una jugada estratégica para demostrarnos de lo que estamos perdiéndonos. Lo hizo para desintoxicar un poco el aire de las grandes ciudades y hacer que desde un pueblo de la India se vislumbrara el Himalaya luego de 75 años, o desde la 2da Guerra Mundial; o para hacer cristalinas las aguas de Venecia, para ver a sus cisnes, medusas y delfines, por nombrar algunos pocos. A lo largo y ancho del planeta la naturaleza fue recobrando terreno perdido, zorros en Chicago, cabras en Gales, pingüinos en las calles de Sudáfrica o la mayor población de tortugas marinas en Tailandia, y hasta especies en peligro de extinción que dejaron de estarlo. ¿Qué hicimos nosotros? ¡Nada! Nos guardamos, dejamos de ser tan depredadores.
Y es que esta peste vino para recordarnos que dentro del planeta somos una especie más y debemos aprender a cuidar nuestra propia casa. Que depende de nosotros. Que las cosas se ponen feas cuando nos creemos tan omnipotentes. Hablamos de este virus como una peste horrible (y lo es), pero a nivel macro, creo que para el mundo, la peste somos nosotros.
Ojalá esta reflexión y estos cambios sean vistos por varios más y nos sirva para tomar conciencia de cuidar nuestro hogar, mejorar nuestros hábitos y aprender a convivir de una manera más sana con nuestro entorno. La vida continúa, y después de todo, esto no es más que una dolorosa advertencia: un ‘STOP’ y un ‘CIRCULE CON PRECAUCIÓN’.
Agostina,
Mendoza, miércoles 27, 2020

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