Día 98 | Desde adentro

Pandemia 2020: un testimonio 

Estas palabras están inspiradas en diálogos mantenidos con mi amiga María Cristina quien desde los inicios de la cuarentena sintió vibrar en su corazón el dolor del prójimo. 

En ese intercambio compartimos sensaciones y vivencias del encierro obligatorio en que nos dejó este virus tan potente como imprevisible. Desde el inicio sintió el estado de indefensión de los ancianos. El encierro, la soledad, el temor al contagio, la experiencia más profunda de la fragilidad existencial.

Esos diálogos fueron hermosos instantes de reflexión donde cada camino conducía a una misma conclusión: agradecer la vida tal como se nos da hoy y el cruce de caminos que posibilitó nuestro encuentro y amistad. Ella dibuja y pinta lo que anida en su alma, ella y esas imágenes movieron mi alma y escribí estas palabras. ¡Gracias!

Desde adentro

Estás ahí, de espalda,
sospecho tu mirada lejos,
tan lejos,
que no puedo tocarla.

Tu fiel visita traviesa
se cuela por la ventana,
y con su tenue caricia
ilumina y entibia tu cara.

Estás ahí, de espalda,
recordando otras batallas
obstáculos superados,
y proyectos concretados.

Estás ahí, de espalda,
¡no entiendes lo que pasa!
eran tiempos de jubileo,
de nietos y de recreos.

Pero la vida es misteriosa,
a veces esconde sus cartas.
Van transcurriendo los días
y las noches se tornan largas y frías.

Estás ahí acunando
tus mejores recuerdos,
para ahuyentar el acecho
de la tristeza y el miedo.

Estás ahí, añorando,
el abrazo y el parque,
el café de las tardes,
y el ruido de las calles.

Estás ahí, de espalda,
una vez más esperando
que la tormenta pase,
que el virus desaparezca
y un nuevo día amanezca.

Estás ahí, de espalda,
agradeciendo la vida,
rogando que no se marche,
para seguir hilando días
con amor y alegría.

jackie
Buenos, martes 29 de junio 2020

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