Día 109 | 100 días de no soledad


Día 105 | 100 días de no soledad

Está nublado. Hace frío. Se cumplen 100 días de aislamiento.
Habitualmente nos asalta la tendencia a clasificar las experiencias en ese binomio infranqueable de “lo bueno” y “lo malo”, “lo positivo” y “lo negativo”, tomado tal vez de los balances financieros. Pero algunos, insisten en que, entre rendijas, habitan  los “grises”... 
El 2020 era un número fascinante para mí. Pensaba, ¡qué bendecida soy! Asistí al cambio de década y de siglo. El terrible, bélico y portentoso siglo XX donde la tecnología cambió el modo de experimentar el tiempo y nos volvió globales. 
Pero también, este año lo recordaré como el año en que partió mi mami… Y de repente, a un día de su partida, empezó la cuarentena.

Al principio, el “virus chino” parecía tan lejano como lo fue para los navegantes del siglo XV. Pero estaba ahí, acechando a los viajeros, luego a la ciudad y ahora enfrente de mi ventana… Es insoslayable, porque ha cambiado mis rutinas y las tuyas y las nuestras…

Los primeros días tuve miedo, mucho miedo… devoraba noticias, información médica especializada, reorganizaba mi casa, temía volverme paranoica o quedar con un TOC por higiene y desinfección. Buscar barbijos, alcohol en gel, lavandina, aprender a desinfectar todo al detalle, comprar a domicilio…

Luego llegó la etapa de estabilizar rutinas. Cada zapato, cada bolsa, cada color de barbijo, las horas de cuarentena etc. Y escribir y escribir temas de trabajo. Un día volví al blog y fue maravilloso.

El blog fue o mejor dicho es, mi “bandita de sanación”, mi ventana al gozo, mi encuentro con esa compañera de ruta que no pregunta pero que siempre está ahí para salvarme… Sí, la palabra salva, la palabra “me salva… en la tristeza me ayuda a llorar y ver el otro lado del espejo, en la alegría me permite regalarle vestidos de seda y disfrutarlos…

Y en la palabra y con la palabra, me conecté con amigas… las que están lejos, las que están cerca, las que no veo hace años, las que frecuento cada día al despertarme, ¡todas! las trae la vida para arroparme… Historia de mujeres es eso, espacio de encuentro, de ayudar como decía Platón, a que el alma pueda “parir” lo que lleva dentro porque es grande y desborda.

He tenido días difíciles, de llanto, de dolor por la partida de mi mami, de sentir el hueco en el alma, y no poder taparlo…pero fueron esos instantes donde me di cuenta, que la orfandad, ¡hay que transitarla! y no quedarse en la cueva donde la niebla carcome el alma. En esos momentos hubo manos amigas que me ayudaron a no caer al abismo. ¡Gracias!

Y están los días buenos o, mejor dicho, los momentos buenos… porque el tiempo de un día es como un chicle donde se le adhieren a cada instante un intenso arcoíris de emociones.  
Y ahora nuevamente en etapa 1, empezamos a sentir el cansancio. Ya no sé si extrañamos. Hay sensaciones nuevas. Ya no quiero planes. No imagino la salida. He generado nuevos hábitos. Y la espera se ha vuelto calma. Anulando la expectativa y la añoranza, quiero que el presente sea presente y me sorprenda.

Porque estos días de encierro, me han regalado recuperar a Dios en forma más íntima, hablar cada día con Guille por Zoom y cocinar, ver una serie o simplemente estar con Pablo… porque crecen rápido y no quiero perder las posibilidades de compartir sus itinerarios…

Porque en estos días de encierro, he reído, he llorado y he aceptado que es la vida… mi vida, y la quiero así, en todo su acaecer, donde vale lo que puedo definir y lo que, sin margen de maniobra, me define. Pero, sobre todo, agradezco cada gramo y cada instante vivido en todas sus dimensiones y colores.

jackie
Buenos Aires, miércoles 8 de julio de 2020

Comentarios

  1. Excelente Jackie. Felicitaciones por la manera de describir está pandemia.

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  2. Hermosas palabras para describir este presente que nos agobia, te mando un abrazo enorme querida amiga, y el deseo que seas feliz.
    Este momento qué nos toca atravesar, pasará cuidate mucho, y estamos acá si sirve de algo para lo que guste mandar.

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