Día 232 | Guille

 Día 232 | Guille

Hace 28 años me convertía en madre por primera vez. En el mismo instante que supe de mi embarazo supe que serías Guille y que se iniciaba un amor que no se acabaría jamás.

Fue un embarazo sin temores, con la ingenuidad de la juventud y la confianza absoluta que sería el mejor momento de mi vida y que todo estaría más que bien. Me había propuesto no detener ninguna de las actividades que venía haciendo ni usar los horribles vestidos futura mamá de la época. Y así fue. Rendí 9 materias embarazada de vos. La última fue Epistemología y el profesor tal vez me aprobó porque estaba infartado mirando mi panza y pensando que podría parir ahí. 

Cercana a la fecha del nacimiento quedó lista tu habitación y tus primeras ropas. El parto y los primeros meses no fueron ideales para mi salud, más eso no impidió que tomara fotos, escribiera tu diario y cuando pude, a tus 8 días, te bautizaron.


¡Fuiste el bebé más dulce y tranquilo del universo! Sólo te costaba conciliar un poquito el sueño en la noche. Recuerdo cuando ibas a la biblioteca y esperabas en tu silla de bebé mientras buscaba los libros, cuando fuiste a clases y jugabas con las tizas porque no tenía con quién dejarte, cuando una mañana corriste detrás de mí, llorando para que me quede y no vaya a trabajar.

Recuerdo los juegos juntos, las celebraciones de los cumpleaños, tu ingreso al pre- escolar llevándote en brazos… ese día en que comprendí que empezaría a compartirte con un mundo más grande… recuerdo tus primeras palabras, los cuentos que leíamos y nunca olvidaré la dulzura con que recibiste a tu hermano… acariciabas su cabecita con la ternura de un ángel.

Luego vinieron los cambios, e hiciste un inmenso esfuerzo para adaptarte. ¡Pero lo lograste! Pasaste el secundario y decidiste ir a eso que denomino monstruo: la UBA. Y ahí estuvimos, compartiendo un café por la alegría del último examen o cuando recibiste tu título…y llegaron los sueños de vuelo alto y difícil.  Y una vez más lo lograste.

Mi querido hijo, mi querido sol, ¡cuánta vida acelerada en poco más de un año! Y un nuevo cumpleaños que no podemos estar para compartir la misma torta. Pero, estamos tan cerca, tan unidos en el alma, contando los días en que nuevamente volvamos a abrazarnos…

Mi querido hijo, mi querido sol, Dios te acompañe en este nuevo desafío y proyecto. Corren tiempos raros donde planificar a largo plazo resulta complicado, más no temas, que mientras podamos, estaremos a tu lado. 

Mi querido hijo, mi querido sol, feliz de ser tu madre, y desde mi infinito amor te deseo lo mejor, en especial que disfrutes de todo aquello que elijas con alegría.

jackie

Buenos Aires, lunes 09 de noviembre de 2020


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