¡Lo lograste!

Un día imaginé que a un empleador mientras leía el CV de la persona postulante, las palabras se transformaban. Vestidas sin etiqueta, se desilizaban desordenadas e inquietas hasta teñir de mil colores la hoja que era blanca. Algunas, más atrevidas, subían hasta su oreja  y le susurraban la historia de alguien como vos. 

Si ese CV fuera el tuyo, mi querido Pablo, le contarían, deshilvanando, un poquito de tus días antes de llegar a esa oración que dice: Médico egresado de la Universidad Nacional de Buenos Aires.  

No puedo evitar recorrer en mi recuerdo ese itinerario que iniciaste en mitad de 5° cuando estabas entre Inginiería y Medicina. Elegiste la primera pero a los 2 años decidiste ir a Medicina con una certeza que no se te podía refutar ni con los no sé cuántos test vocacionales que sugerían que no era para vos esa carrera.

La UBA, para variar, no tomó tu solicitud a tiempo, no sé qué papeles faltaban... Y terminaste haciendo un año de Biotecnología. Te gustó, pero era sólo pasajero. Con la fuerza leonina que te caracteriza, te fuiste a Medicina.

Y ahí diste una larga batalla que comenzó a ser cuesta arriba en 3°. Recuerdo tu cansancio, tu angustia, y cuando a tan solo 10 materias de recibirte, querías dejar la carrera. Fue un momento oscuro. Escuchaste a todos, escuchamos tus dudas y temores. Y seguiste.

En el 2020, tenías mesa a fines de marzo, pero la pandemia hizo lo suyo y comenzó esa etapa incierta. Al principio, todo parecía silenciado. Demoraron en iniciar virtualidad y tu depresión mostraba sus garras. Pero vino Maggie y tal vez fue una lucecita juguetona que te sacó la sonrisa que necesitabas. Horas y horas de clases en la pantalla, largas y tediosas muchas, de vez en cuando alguna interesante. Y de a poco, volviste.


Y así llegaste a hoy. La última. El último esfuerzo de este primer y largo tramo de esta carrera tan dura y difícil que elegiste. Te mereces ese instante en que de tan soñado, no parece real. Ese que te dice que has terminado. ¡Sí! ¡Has terminado! ¡Cuántes horas  de estudio! ¡Cuántas horas de miedo, angustias y desazón! 

Pero también fueron millones de horas creciendo, no sin renuncias a muchas de tus actividades más queridas o al descanso ¿cuánto hace que no te tomas unas verdaderas vacaciones? Sí, tu perseverancia ha triunfado. El esfuerzo inmenso no ha sido en vano.

Comienzas una nueva etapa donde no sólo inicia tu vida como profesional sino también que estrenas un arcoiris de posibilidades donde poco a poco, irás descubriendo tu color propio. Ese que sientas que te hace bien, te da alegría porque ahora las palabras están vivas, son personas que están ahí esperando un alivio. Tu color, para que de vez en cuando, como las letras del CV, juegues con todos los colores y puedas andar en pantuflas.

Felicitaciones mi vida, ya sos médico. Te deseo lo mejor, el Señor te acompaña en cada instante.

jackie

Buenos Aires, 20 de julio


Comentarios

Entradas populares de este blog

Cerrar, dejar ir, abrir y agradecer

Primer aniversario de "La valija azul"

Viaje al interior 2