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La amistad habilita la palabra, el encuentro, el abrir al otro el propio interior. Mi amiga María Luisa espera su primer hijo, Joaquín. Para compartir con ella la  experiencia de la maternidad, escribí esta poesía, que hoy me atrevo a compartir con ustedes. Para ella la más grande de las bendiciones.




Para mi amiga y sus nueve lunas 

Arroró mi niño, arrorró mi sol
arrorró mi niño, con cara de sol,
Arrorró mi niño, arroró mi sol,
que late juntito a mi corazón.

¿Cómo estás mi niño? ¿Cómo estás mi sol?
siento tus manitas 
arrullando cintas
de nieve y dulzor.

Arroró mi niño, arroró mi sol,
con tus dos ojitos
vas buscando el sol.

Arroró mi niño, arroró mi sol,
saltitos traviesos,
pasitos de algodón.

Arroró mi niño, arroró mi sol,
hilos de leche y rocío
para tu carita
de luz y de amor.

Arroró mi niño, arroró mi sol,
endulzas mi regazo
con jazmín en flor.

Arroró mi niño, arroró mi sol,
habitante eterno
de mi corazón,
tu pequeña vida, 
la mayor bendición.

Arroró mi niño, arroró mi sol,
savias de ternura 
en mis brazos circulan,
y una luna plateada
busca tu mirada.

Arroró mi niño, arroró mi sol,
mi cuerpo se ha convertido en nido
acunando el día,
en que nacerás al sol.

jackie
17/02/14

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