Contar el tiempo

Nuestras vidas se suceden, pero inventamos pequeñas estaciones para, cual imperceptible muralla, sostener el tiempo.


Fugaces intentos bien logrados… porque el tiempo, cual sagaz titiritero, avanza con su ramillete de instantes al viento, disolviendo en su andar, una a una, las hojas de nuestros calendarios.

¡Qué ingenuos! Pensamos que dominamos el tiempo con cronómetros y planificaciones! Todopoderosos nos sentimos, mientras los relojes se disuelven y seguimos desamparados entre un ayer que no es y un mañana que aún no existe.

Y con afán, cuadriculamos los días y parcelamos el año. Y cuando termina, unimos las manos, y en un jubiloso rito, cerramos, y abrimos una nueva agenda.
En ese rito, hacemos proyectos, promesas de cambio y reescribimos nuestra original fórmula para vivir cada día, desplegando los sueños con moños de fechas que esperamos cumplir.

Asistimos al rito de cerrar un tiempo que llamamos año. Y en esa manía tan nuestra de hacer un balance, espero que el resultado sea de alegría y agradecimiento por los momentos vividos. Para el tiempo que viene, sólo desearles caminar con la liviandad del rocío, para que fluya lo desagradable y se autoricen a disfrutar de esos pequeños instantes mágicos que a veces las agendas cargadas nos quitan.

Creatividad, salud y mucho amor para el 2017.
 Que sientas la bendición de Dios en cada instante que respiras, para hacerte fuerte en la noche oscura y liviano en los días de luz y alegría.

¡Brindemos por la vida!

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